“Pero incluso ahora, cuando estuve fuera de los límites de la zona de censura, las autoridades han actuado para intimidarme y expulsarme, simplemente por orar y ofrecer ayuda. No está bien que se les permita hacer esto, únicamente porque no están de acuerdo con mis creencias pacíficamente expresadas”, agregó.
Jeremiah Igunnubole, asesor jurídico de ADF UK, dijo que en vez de respetarse las libertades de expresión y pensamiento, con esta medida se procede con “la censura patrocinada por el Estado, el silenciamiento de aquellos con puntos de vista considerados no convencionales y el socavamiento del tejido mismo de nuestra democracia”.
Una mujer identificada como Carla compartió su experiencia, junto con su pareja Danny, tras haber recibido ayuda de un voluntario provida en Birmingham.