30 de julio de 2025

La Iglesia Católica en Haití expresó su preocupación por el proceso de reforma para adoptar una nueva Constitución impulsado por el gobierno de transición, y advirtió que, ante la crisis que atraviesa el país, este paso “debe hacerse en un momento oportuno”. En un mensaje emitido por la Conferencia Episcopal de Haití (CEH) el 23 de julio, los obispos señalaron que el anteproyecto constitucional de 2025, recientemente presentado por las autoridades, representa “un momento significativo” en la vida nacional. No obstante, indicaron que su aprobación “requiere un amplio debate que conduzca a un verdadero consenso nacional, teniendo en cuenta la realidad histórica, cultural y social de nuestro pueblo”.

Haití no garantiza “ni la seguridad, ni la justicia”

En el pronunciamiento firmado por los 12 obispos del país, se denuncia que la isla es “un Estado fallido que ya no garantiza ni la seguridad, ni la justicia, ni lo mínimo vital para su pueblo”. Los obispos alertaron que el territorio se encuentra “fragmentado, abandonado a la ley de las armas y al terror de las bandas armadas”, mientras que la población está “en fuga, desplazada, humillada, empobrecida, herida en su cuerpo y en su alma”. Asimismo, denunciaron la inseguridad que viven los católicos en el país, en donde “ningún lugar ni símbolo es respetado: se profanan lugares de culto, se violan y saquean santuarios, se vandaliza el patrimonio histórico y cultural del país, se incendia sin consideración por su valor como signo de memoria colectiva, fe compartida e identidad nacional”. Frente a este escenario, los obispos insistieron en que “no es el momento adecuado para un proceso que conduzca a la adopción de una nueva Constitución. La prioridad actual es la seguridad, la paz y una gobernanza al servicio del bien del pueblo”. Afirmaron que el renacimiento de la nación “no vendrá de un texto, por muy bien redactado que esté, si no está sostenido por una conciencia cívica renovada, una exigencia moral compartida y una cultura del diálogo y la solidaridad”.

Situación en Haití

Haití atraviesa una profunda crisis humanitaria caracterizada por altos niveles de pobreza, hambre y escasez de servicios de salud. Según el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, 5,7 millones de personas, que equivale a más de la mitad de la población, “padecen hambre aguda. Esto incluye a más de 2 millones de personas que padecen niveles de hambre de ‘emergencia’”. Asimismo, el acceso a la salud también es crítico: el 40 % de los haitianos no puede recibir atención médica básica, mientras que los hospitales públicos sufren una escasez severa de personal e insumos, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud. Esta situación se ve agravada por la violencia generalizada ejercida por pandillas armadas, que han ampliado su control sobre territorios estratégicos del país, en medio de un vacío de poder tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021. Entre octubre de 2024 y junio de 2025, más de mil personas fueron asesinadas y más de seiscientas secuestradas, según la ONU.

Puntos importantes del proyecto constitucional

Si bien reconocieron avances en el anteproyecto, como la “modernización del Estado”, el “reconocimiento de derechos sociales” o “la participación de mujeres y jóvenes”, los obispos señalaron algunas limitaciones.  Alertaron que puede tratarse de un “proceso poco inclusivo, sin una asamblea constituyente electa ni debate ciudadano real”. Asimismo, advirtieron sobre la “ambigüedad en el modelo territorial, con riesgos de fragmentación nacional”, los “derechos sociales proclamados sin mecanismos claros de garantía y exigibilidad” y una estructura institucional “demasiado compleja para un país con capacidades administrativas y financieras limitadas”. Los obispos también fijaron su atención en lo que consideraron una “concentración excesiva de poder en la figura presidencial, debilitando los contrapesos legislativos y judiciales”. Frente a este panorama, los obispos llamaron tanto a las autoridades como a la sociedad a trabajar por construir “no una Constitución de ruptura unilateral, sino una carta fundacional de un futuro común”, así como a comprometerse a la “reconstrucción moral y estructural de nuestra sociedad”.  Pidieron rechazar la “resignación, la venganza y la anarquía” y alzar “la voz por la verdad, la justicia y la paz”, recordando que “demasiadas familias han sido destruidas. Demasiados jóvenes han perdido la esperanza”. El mensaje concluye con una plegaria al Señor y a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, patrona de Haití, para que “toque los corazones endurecidos, levante a los humillados, bendiga a los constructores de la paz”.