21 de agosto de 2025

El misionero laico Fernando Gutiérrez acaba de completar una peregrinación a pie de 10 meses desde España a Belén convencido de que la solución a todos los problemas está en mirar al Niño Jesús. Así lo ha explicado a ACI Prensa en una entrevista concedida a las pocas horas de su llegada a la ciudad donde nació el hijo de la Virgen María hace más de dos milenios y donde ha encontrado alojamiento en la casa de una consagrada española que durante un tiempo regresa a su país. Durante la conversación, el misionero explica sobre la peregrinación: “muy pronto me enseñó el Señor que la iba a usar como instrumento para llevar a muchas almas y a muchos ojos a Belén”, convencido de que “la solución a todos los problemas del mundo está en mirar al Niño que nació en Belén”. En este sentido, comparte que estamos “llamados a posicionarnos con Jesús, nunca en ningún lado de esta sociedad o de este mundo que nos polariza, que nos empuja, a veces con agresividad a posicionarnos en un lado o en otro”. “Nuestro sitio, a pesar de lo que digan y lo que nos ataquen, es Jesús”, añade con convicción. El pasado 12 de octubre, Fernando Gutiérrez partió del Santuario de Santo Toribio de Liébana, donde se custodia el mayor lignum crucis del mundo e inició su caminar bajo el lema “de la Cruz a la vida”. Han sido 10 meses de camino con los que trata de madurar los próximos pasos de su entrega al Señor. La experiencia profesional de Fernando como periodista, le llevó a desarrollar en Melilla o en Gaza -donde estuvo hace años como corresponsal de guerra- una especial sensibilidad por la protección de la infancia.  A los 30 años, tras una confesión, fue a la India a vivir con la congregación fundada por Santa Teresa de Calcuta e ingresó en el seminario de los Misioneros de la Caridad. Cuatro años más tarde, tras un intenso discernimiento, dejó la comunidad para irse a Kenia, donde fundó la misión Hijos de María (Mary’s Children) dedicada a proteger la vida de niños y madres de un asentamiento chabolista junto a un vertedero.

“La peregrinación empieza ahora”

“Desde muy joven he escuchado que había que tomarse la vida en serio y en parte es verdad”, explica el misionero, quien siempre recuerda que Santa Teresa de Calcuta decía que “los niños deben ser muy importantes si el mismo Dios se hizo niño”. “Hay muchísima, me atrevo a decir teología, en los niños que hay que descubrir”, destaca antes de subrayar que “los niños son muy especiales en el plan de Dios y nos enseñan mucho”. Tanto es así, que lo primero al llegar a Belén ha sido visitar diversas instituciones de atención a la infancia antes de dedicar un tiempo a meditar sobre el futuro de su misión desde Tierra Santa: “Llevo en mi corazón que me deje aquí una buena temporada”, confiesa. No en vano, ese fue el motivo por el que comenzó este caminar hacia el lugar donde nació el Salvador: “La llamada que sentí era a encontrar respuestas a la misión por la vida que empezamos en Kenia hace 3 años. Pues de eso vamos a hablar ahora en Belén estos días, el Señor y yo”. De momento, Fernando ya adelanta a ACI Prensa que está valorando que los Hijos de María tengan una presencia en Tierra Santa, a donde espera poder llevar una réplica de Nuestra Señora de la Vida la próxima Navidad. “La peregrinación empieza ahora y empieza así, confiando en lo que Dios va a ir poniendo”, añade.

Un desierto por la falta de Eucaristía A lo largo de este camino, Fernando ha experimentado momentos de acogida, alegría, encuentro fraterno y oración, pero también de desierto espiritual, sobre todo durante la última parte de la peregrinación. “Me he recuperado un poco al salir de Medjugorje y empezar Montenegro. En Albania, me recuperé un poco por las Misioneras de la Caridad y el Camino Neocatecumenal, que está muy presente en Albania, eso me salvó”, detalla. En Grecia, la falta de iglesias católicas le llevaron a recorrer “un desierto complicado a nivel acogida, de encontrar la Eucaristía, que la encontré solo en una ciudad y en Patras, donde está San Andrés”. En estas circunstancias, Fernando ha experimentado luces espirituales “en las que he trabajado y en las que he entendido por qué el Señor me ha propuesto esta locura”, explica.

Tentaciones a lo largo del camino Su larguísima peregrinación no ha estado exenta de tentaciones e interrupciones. Unos asuntos bancarios ineludibles en Kenia requirieron la presencia de Fernando cuando estaba en Montpellier (Francia). Volvió a África y pronto reanudó su camino. Después, le llegaron otras tentaciones para realizar una visita puntual a Madrid o retornar a África para colaborar en la organización de los voluntarios de la misión durante junio y julio. “Ahí ya me planté y entendí que el Señor quería que siguiéramos en la batalla, siguiéramos juntos y no volver a distraerme en el camino”, comparte con ACI Prensa.

Entrega total en el Jueves Santo A lo largo del camino, Fernando ha experimentado muchas luces espirituales.  “El día quizá más importante fue en Venecia, el Jueves Santo. La noche del Jueves Santo, tuve una noche muy intensa de oración y de entender lo que estaba pasando y lo que estaba haciendo el Señor, el entregarse todo, esa entrega completa de Jesús en Getsemaní. Me hizo el regalo de vivirla un poco a su lado y de vivirla con tanta intensidad que miré un poco mi vida y me planté si yo de verdad estaba dando todo”. Por otro lado, añade, ha ido “trabajando un poco también en el discernimiento de la misión, de mi vocación personal dentro de la misión”, tarea que seguirá en Belén. “Lo que tengo que poner sobre papel ahora al llegar a Belén, escribir un poco los estatutos como asociación en Kenia, como fundación, si vamos a ser laicos consagrados, familias consagradas…”, añade.

La solución entre Israel y Hamas es que conozcan a Jesús No es la primera vez que Fernando acude a Tierra Santa y conoce bien los padecimientos de sus habitantes, judíos, cristianos, musulmanes, a causa de las divisiones, las incompreniones y la guerra.  “Siempre he creído y siempre creeré que la solución es que conozcan a Jesús. Que las partes en conflicto, sea el que sea, acepten que son hermanos y el mensaje de Jesús de amarse unos a otros”, explica desde su experiencia. Hasta que el Estado de Israel y los terroristas de Hamas no lo acepten, añade, “no habrá posibilidad de encuentro”. Sin embargo, de su recorrido por Tierra Santa hasta Belén, rescata una luz de esperanza: “Esta tierra es una tierra en la que todos nos sentimos identificados. En la que todos tenemos una parte que hacer: los musulmanes, cristianos y judíos tenemos raíces en esta tierra. Unos porque nació nuestro Señor y murió nuestro Señor y porque es la tierra de Jesús. Otros por Abraham, otros porque es la tierra a la que les trajo Dios”. Sobre la convivencia de las distintas confesiones cristianas, Fernando también considera que “no es más mío Jesús que de los ortodoxos, ni viceversa”.  Así, ha llegado a la conclusión de que “todo aquí es un milagro”, pese a la guerra. “Podemos ver las cosas con esperanza. Hay una convivencia muy intensa y muy bonita en el día a día y en la mayoría de las personas que se cruzan con todo el mundo, en el barrio musulmán, en el barrio árabe, en Jerusalén, en la ciudad vieja, se cruzan todos”.