11 de mayo de 2025

El Papa León XIV visitó hoy por sorpresa el santuario de la Madre del Buen Consejo, ubicado en Genazzano, una pequeña localidad ubicada aproximadamente a una hora de Roma. Se trata de una basílica confiada a la Orden de San Agustín desde el siglo XV.

El Santo Padre saludó a la gente en la plaza y rezó ante el milagroso icono de la Virgen, según la Oficina de Prensa de la Santa Sede. Es la primera salida sorpresa del brevísimo pontificado de León XIV, elegido el jueves 8 de mayo. El Vaticano aseguró que la visita privada del Papa tuvo lugar hasta las 16:00 (hora de Roma).

Varios centenares de personas se reunieron en la plaza del santuario para recibir a León XIV con una “acogida festiva”. El Pontífice luego entró, saludó a los religiosos, y se detuvo a rezar primero ante el altar y luego ante el ícono de Nuestra Señora del Buen Consejo. Allí, junto a todos los presentes, recitó la oración de San Juan Pablo II dedicada a esta devoción mariana, que tiene gran importancia en Italia.

Tras el rezo del Ave Maria y el canto del Regina Caeli, León XIV se dirigió a los fieles de Genazzano, congregados dentro y fuera del santuario:

“Tenía tantas ganas de venir aquí en estos primeros días del nuevo ministerio que la Iglesia me ha confiado, para llevar a cabo esta misión como Sucesor de Pedro”, dijo.

Además, recordó la visita que hizo al lugar como prior general de la Orden de San Agustín, realizada poco tiempo después de su elección en 2001. El Papa reiteró su “confianza en la Madre del Buen Consejo”, refiriéndose a Ella como una compañera de “luz, sabiduría” y destacando sus palabras en las Bodas de Caná: “Hagan todo lo que Él les diga”.

A continuación, junto con la comunidad, el Papa se dirigió a una sala interior para un encuentro privado.

Como dato curioso, el Papa León XIII nunca llegó a visitar el santuario, pero en 1903 lo elevó a la dignidad de basílica menor.

Breve historia del santuario de la Madre del Buen Consejo en Genazzano

En el siglo XIV, el pueblo de Genazzano veneraba a la Madre del Buen Consejo en una vieja iglesia que poco a poco fue quedando en ruinas. Una terciaria agustina, viuda de nombre Petruccia, era muy devota a la Madre del Buen Consejo.

La piadosa señora recibió del Espíritu Santo la siguiente revelación: “María Santísima desea salir de Albania”. El fresco que ahora reposa en la basílica se encontraba antes en la localidad albanesa de Scútari. Petruccia también recibió una orden de la mismísima Virgen: levantar el templo que debería recibir su fresco, así como la promesa de ser ayudada en el tiempo oportuno.

Los Heraldos del Evangelio cuentan que la viuda comenzó la construcción de la pequeña iglesia empleando todos sus recursos, que se terminaron cuando las paredes sólo llegaban al metro de altura.

Los escépticos habitantes de la pequeña ciudad convirtieron a la viuda en blanco favorito de sus burlas y sarcasmos, llamándola loca, visionaria, imprudente y anticuada. Pero ella atravesó confiada esta prueba.

El 25 de abril de 1467, fiesta de san Marcos, patrono de Genazzano, el pueblo —que se encontraba distraído con las bulliciosas fiestas— siente una melodía de singular belleza venida del cielo. Era una pequeña nube blanca, tan luminosa que opacaba los rayos del sol, que descendió hasta ubicarse en la pared de una capilla lateral de la inconclusa iglesia del pueblo.

Al disiparse, todos vieron suspendido en el aire, sin ningún soporte visible, el sagrado fresco de la Señora del Buen Consejo. Tras este prodigio, se terminó de construir la iglesia. En los primeros 110 días después de la llegada de la imagen a Genazzano, se registraron 161 milagros.