Cada 1 de mayo, la Iglesia Católica celebra la fiesta de San José Obrero, Padre y Custodio del Señor, a quien hoy recordamos como “el Patrono de los trabajadores”.
San José, esposo de la Virgen y padre adoptivo de Jesús, conoció muy bien el mundo del trabajo: fue carpintero (y muy probablemente también albañil), y con su sudor procuró el sustento diario para su hogar, la casa de la Sagrada Familia.