30 de julio de 2025
Evangelio según san Mateo 13,44-46 En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío: «El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra».
Reflexión del Evangelio de hoy
«Al salir comunicaba a Israel lo que le había mandado»
Es la misión de todas las criaturas creadas por Dios. Moisés habla cara a cara con Dios, recibe sus mensajes y los transmite al pueblo. Parece evidente que el pueblo no tiene capacidad para hablar directamente con Dios y esa es también nuestra realidad. Solamente en Cristo podremos entrar en comunicación con Dios. Cristo, al hacerse hombre, ha establecido el puente que nos permite hablar familiarmente con el Padre, con el ABBA, que el mismo Jesús nos enseñó. Dios ha hablado con toda la humanidad siempre. Ha estado a nuestro lado y nos ha dado todo tipo de mensajes que pocas veces hemos comprendido. Dios nos sigue hablando, y seguimos sin entenderlo. Cuando oímos su voz, tal vez espantados, decimos, -nos convencemos- que ha sido un trueno, y dejamos que la Palabra de Dios se pierda en el aire sin obrar en nosotros. Sabemos oírle, pero rara vez le escuchamos. Ante Moisés, con su rostro radiante que hacía presente a Dios entre los hombres, los hebreos tienen temor y hay que velar su luz porque nos da miedo. ¿Cómo puede ser posible esto?, ¿Tan alejados de Dios estamos que no sepamos distinguir su luz y seguirla?
«Un tesoro escondido»
Son otras imágenes más del Reino de Dios que Jesús nos presenta: un tesoro escondido, una magnífica perla de gran valor. Me parece raro escuchar a Jesús alabando la conducta del “encontrador” de tesoros. Parece obvio que el tesoro encontrado no le pertenece a él, sino al dueño del terreno, así vuelve a ocultarlo y trata de comprar el campo, y esto es un fraude desde nuestras luces actuales. Pero si atendemos a la intención de Jesús dirigida a la importancia que tiene para cada uno de los seres humanos el encuentro del Reino, podremos dejar de lado esta cuestión y fijarnos en lo importante. El Reino de Dios no tiene valor monetario, no se puede comprar o vender; solamente se puede ganar o perder. Es la búsqueda lo que Jesús, creo, está anunciando y a lo que nos invita: busquemos a Dios, hagamos posible el descubrir a Dios entre nosotros, hacerlo presente y abierto a la participación de toda la humanidad en Él. Ese, creo, es el mensaje que debemos entender. No es fácil tampoco entender la actitud del comerciante con perlas. Le vemos vendiendo todo lo que tiene para comprar esa maravillosa perla y me surge una pregunta: ¿para qué? ¿Tal vez para negociar su venta y obtener grandes beneficios, o para disfrutar con su contemplación? Puede que esto último sea lo que Jesús pretende que entendamos: si hemos descubierto el Reino de Dios, no necesitamos nada más. Si de alguna manera nos hemos integrado en una sociedad perfecta, imagen del Dios que la crea, no necesitaremos nada más. Eso será suficiente para que nuestras vidas tengan sentido. ¿Estaremos en camino, buscando a Dios, tratando de establecer su reino de paz, justicia y, sobre todo, AMOR, entre nosotros? ¡Ojalá lo encontremos y sepamos vivirlo!, ¡Ojalá podamos con el salmista, ensalzar al Señor postrados a sus pies, porque Él es santo! Seamos nosotros el siervo fiel que lo encuentra, lo hace presente y comparte con todos. No nos quedemos como propio lo que a todos pertenece, ¡Esto hay que compartirlo!
FELIZ Y BENDECIDO DIA MIÉRCOLES Y CON LA GRACIA DE DIOS, VAMOS QUE SE PUEDE!!!