13 de noviembre de 2025

«En la isla de Flores, los pequeños milagros tienen rasgos muy humanos: un paquete de arroz, un cuaderno para la escuela, una puerta y una ventana en lugar de una cadena, un centro para personas solas y abandonadas, una casa para estudiantes lejos de casa. Todo esto nos permite a nosotros, los misioneros, transformar gestos sencillos en cambios duraderos: serenidad, educación, apoyo y dignidad», señala a la Agencia Fides el padre Luigi Galvani, misionero camiliano, con motivo de la Jornada Mundial por los Pobres, que se celebrará el 16 de noviembre de 2025.
«La celebración es para nosotros, misioneros camilianos en Indonesia, la culminación de un año lleno de pequeños signos de esperanza y caridad concreta», añade el religioso, que tras años de servicio en Flores se ha trasladado recientemente a Kupang, en Timor Oriental, donde colabora en el Centro Social San Camilo.
«En la isla de Flores, los camilianos viven su carisma allí donde la fragilidad es más evidente: junto a los enfermos, los pobres y las familias que luchan cada día por su dignidad», explica el misionero. «Nuestra presencia combina la asistencia sanitaria básica, la escucha, el acompañamiento espiritual y las iniciativas sociales dirigidas a quienes están excluidos de los servicios públicos o viven en aldeas remotas». Gracias al generoso apoyo de numerosos benefactores, a lo largo del año se han producido “muchos pequeños milagros de caridad”: 160 niños y sus familias han recibido ayuda nutricional mensual, con paquetes de arroz, aceite, legumbres y productos básicos.
Varios enfermos mentales, antes encadenados, han recuperado la libertad y viven ahora en casitas dignas, con cama y baño propio, un cambio radical en sus vidas (véase Agencia Fides, 24/1/2024).
Treinta estudiantes pobres han recibido becas, uniformes, cuadernos y matrículas, lo que les ha permitido continuar sus estudios y alimentar la esperanza de un futuro mejor.
Entre otras iniciativas, el padre Galvani destaca «la construcción de la Casa de la Caridad “San Camilo”, próxima al seminario, destinada a acoger personas abandonadas o sin familia, a quienes se ofrecerán comida, atención básica y acompañamiento social. Asimismo, se está levantando un centro de acogida para jóvenes estudiantes procedentes de aldeas lejanas, donde encontrarán un entorno adecuado para estudiar y una comunidad que los acompañe en su crecimiento».
El misionero concluye subrayando que detrás de cada proyecto hay rostros, historias y sonrisas recuperadas: «La solidaridad de tantos benefactores no solo ha transformado la vida de muchos pobres, sino que también ha reavivado en nosotros, los misioneros, un nuevo entusiasmo por servir con un corazón más misionero y evangélico».
(AP) (Agencia Fides 13/11/2025)