18 de julio de 2025

«Pido a los candidatos a la presidencia que muestren un respeto total por la dignidad de sus adversarios; que nunca utilicen la violencia, en ninguna de sus formas, como método político; que sean un ejemplo de cultura cívica, magnanimidad y respeto mutuo para los jóvenes; y que promuevan ideas, no odio». Este es el llamamiento que ha dirigido el cardenal Fernando Garib Chomalì, arzobispo de Santiago de Chile, con motivo de las próximas elecciones presidenciales previstas para noviembre en el país.
La política chilena se encuentra en una fase fuerte polarización y transición. Los comicios de 2025 podrían convertirse en unas de las elecciones más polarizadas de la historia reciente del país, con un marcado enfrentamiento entre una izquierda radical y una derecha ultraconservadora. El pasado domingo 13 de julio, el Partido Republicano (Rep), el Partido Social Cristiano (PSC) y el Partido Nacional Libertario (PNL) oficializaron la creación de la coalición «Derecha Unida». Por primera vez, además, Chile contará con una candidata que ha ganado las primarias de la izquierda: Jeannette Jara, conocida por mantener posturas más moderadas que su propio partido.
La inmigración masiva de la última década, que ha superado el millón de personas, sumada a una ola de violencia sin precedentes, ha transformado radicalmente el escenario político y social del país. Días atrás, el presidente Gabriel Boric lanzó una señal de alarma al denunciar la infiltración del crimen organizado en las fuerzas armadas y la implicación de miembros de estas en redes de narcotráfico, aprovechando recursos y logística militares.
La primera vuelta electoral está prevista para el 16 de noviembre. Si ningún candidato alcanza el 50 % de los votos, el 14 de diciembre se celebrará una segunda vuelta entre los dos aspirantes más votados. En las urnas se renovarán los miembros del Congreso Nacional y se elegirá al presidente para el período 2025-2029. El presidente Boric, por mandato constitucional, no podrá optar a la reelección.