27 de noviembre de 2025
“Después de participar en el encuentro y en la marcha ‘Viento de Paz’ en la frontera intercoreana, comencé a reflexionar sobre la paz. Ahora, cuando decimos ‘recemos por la paz’, me pregunto si realmente estoy rezando por la paz con todo el corazón”, comenta uno de los jóvenes coreanos que participó en una investigación específica sobre el tema “Jóvenes y paz”, presentada durante el “Foro para el compartir la paz en la península coreana”, que tuvo lugar recientemente en Seúl, organizado por el “Comité para la reconciliación en Corea” con motivo de sus 30 años de compromiso por la paz en la península.
Teólogos, expertos en pastoral juvenil y representantes de los jóvenes se han preguntado sobre uno de los temas que serán centrales para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Seúl 2027. El estudio incluye entrevistas detalladas con jóvenes católicos (de entre 19 y 39 años) de la arquidiócesis de Seúl, para comprender cómo se percibe el tema y el concepto de paz, y analizar cómo y si la comunidad eclesial logra sensibilizar a las nuevas generaciones sobre la búsqueda y la urgencia de la paz, a partir de la situación en la península coreana. Como han señalado en varias ocasiones los obispos coreanos y representantes eclesiales, en la sociedad surcoreana -con el paso del tiempo y las nuevas generaciones- la búsqueda de reconciliación con Corea del Norte es cada vez menos intensa y menos prioritaria. Se debilita la percepción de fondo de ser “parte de una misma historia, un solo pueblo, con la misma cultura, hermanos y hermanas”, y se atenúa la idea de una posible reunificación mientras, debido a la tensión política, se afirma la convicción de una división “necesaria” y de tener “un enemigo” más allá de la “cortina de bambú”.
Por ello, subrayan los obispos, la Iglesia tiene la responsabilidad de “mantener viva la llama del deseo de paz y reconciliación”, especialmente en el corazón de los jóvenes. Según la investigación, estos definen la paz a nivel personal, social y nacional como “una condición libre de conflictos y violencia”. Reconocen que individuos, sociedad y península coreana están interconectados, lo que significa que “la paz alcanzada en cada nivel puede influir en los otros niveles”. Los jóvenes también reconocen que la sociedad y la península están impregnadas de “conflictos y desconfianza”, enfatizando la necesidad de diálogo, escucha y comunicación.
En este contexto, los jóvenes consideran que la influencia de la Iglesia católica en la sociedad es “limitada”, dado el normal principio de separación entre Iglesia y Estado. Al mismo tiempo, permanecen convencidos de que la fe, los sacramentos y la oración pueden ser “guías para la paz” y que el camino espiritual puede contribuir “al logro de la paz social”.
Por otro lado, los jóvenes opinan que la Iglesia católica, aunque tiene el potencial de practicar la paz, podría hacer más en el ámbito público. Esto demuestra, según los autores del estudio, que los jóvenes católicos piensan tanto “como ciudadanos” como con la identidad de “creyentes”, y creen que la Iglesia puede y debe buscar “prácticas más concretas y esfuerzos visibles” para mostrarse realmente como “maestra de paz”.
La JMJ se considera una oportunidad para inspirar a los jóvenes con esperanza y coraje, para reavivar su vitalidad, despertar su potencial y mantener vivo en el corazón de los jóvenes coreanos -y también de otras naciones- el deseo de paz, para que sean siempre y en todo momento “constructores de paz”.
(PA) (Agencia Fides 27/11/2025)
