10 de julio de 2025
El Viernes Santo de 2017 la vida de Quique Mira cambió su vida para siempre. Acostumbrado a tener éxito social, promocionaba eventos en locales nocturnos a través de las redes sociales, donde también vendía prendas de una marca de ropa juvenil de tendencia urbana. Poco después, comenzó a compartir la vida a auténtica en Cristo que había descubierto y pronto fueron miles los que comenzaron a verse atraídos por su forma de comunicar las verdades de la fe vividas por un joven español. En 2021, ya eran unos 15.000, pero Mira sentía que eso tenía que crecer aún más. Así, con unos pocos de sus seguidores —12, para ser exactos— lanzó AUTE, una asociación que se define como “un puente entre el joven y la Iglesia” cuyo propósito es “compartir el mensaje de Cristo a los jóvenes y ofrecer todas las opciones que tiene la Iglesia para vivir la fe”. Su misión está marcada por la figura de San Juan Bautista y la pregunta “¿Qué buscáis?”, dirigida por Jesucristo a San Andrés en el inicio de su vida pública, recogida en el Evangelio según San Juan. El pasado año, lanzó WAyUpp, una aplicación en la que los jóvenes y las diferentes realidades católicas entran en contacto de la misma manera que los turistas pueden encontrar apartamentos con sistemas como el de Airbnb. Graduado en Administración y Dirección de Empresas, Quique Mira es especialista en gestión estratégica y liderazgo social y está recién casado con la también influencer católica María Lorenzo. A sus 26 años, quiere seguir siendo influencer católico, como parte de una generación de nuevos líderes juveniles que difunden el Evangelio sin rebajar su contenido sobre un lema: “primero ser y luego hacer”.
¿Qué es lo que no le llenaba en su vida antes de su encuentro con Cristo?
Lo que no me llenaba antes de mi encuentro con Cristo es principalmente una vida redirigida hacia mí, donde el centro de todo era mi vida, mi placer, mi satisfacción, mi comodidad… Naturalmente me fui dando cuenta de que no he sido diseñado para vivir de esta forma. Entonces, por mucho que experimentaba más, vi que mi deseo de felicidad y de amor no era correspondido, como si me chocara constantemente contra un muro que es la vida, donde esta forma de relación, esta forma de entender y de vivir la vida no fuera la correcta.
¿Cómo ha influido su conversión de fe en el desempeño profesional?
Antes, los dones que Dios me daba estaban siempre para mi crecimiento profesional, para que yo fuera el centro, para que yo fuera, entre comillas, el grande, el visto, el aplaudido y poner mi identidad y mi vida en el ser y en el tener (“yo quiero ser, yo quiero tener”), porque el mundo te dice que es el camino por el cual vas a ser feliz.Mi conversión es la transición del yo al tú. Aparece la figura del Señor: te ves salvado, te ves amado y descubres que lo más grande que tienes es ser hijo de Dios. Entonces la vida ya no es tuya, la vida te la ha dado otro por amor y todos tus dones están al servicio, son para amar al prójimo, para señalar que hay una vida mucho más grande en el Señor. A día de hoy, con mi desempeño profesional, todo el contenido que hacemos en redes con Aute tiene esa finalidad, compartir el mensaje de Cristo que es lo más grande que nos ha pasado. Ya no es para que nos vean a nosotros, sino para que le conozcan y le vean a Él.
¿Qué es AUTE y en qué se diferencia de otras iniciativas católicas? ¿Por qué el lema “primero ser y luego hacer”?
Aute, a diferencia de otras realidades, es una iniciativa que busca recoger todas las opciones de la Iglesia Católica para que el joven se encuentre con Cristo y haga un camino en Él, un camino en la Iglesia. No propone una vida en comunidad, como sí lo pueden hacer en Hakuna, el Opus Dei, el Regnum Christi o cualquier parroquia. Nuestro foco está en llegar al joven de hoy, en crear contenido atractivo, potente, fresco, dinámico, para que el joven diga: “¡Ostras, existe una vida auténtica, una vida plena en el Señor!”. Y luego la idea es que nosotros presentamos a través de una aplicación, WayUpp, de forma súper funcional, atractiva y útil, qué herramientas y opciones tiene el joven de hoy a su alcance para iniciar un camino en la fe. Esa es la misión de Aute: ser puente entre el joven y la Iglesia. El “primero ser y luego hacer” es más de mi marca personal, no tanto de AUTE, porque lo que me cambió la vida fue darme cuenta de que toda la riqueza no estaba tanto en el hacer, en el crear proyectos, en el proyectarte, sino en el ser. Como decía antes, ser hijo de Dios, ser en Él, ser en Cristo, es lo más valioso. Profundizar y configurarme con esta afirmación ha cambiado todos los ámbitos de mi vida.
En AUTE cuentan con un buen número de voluntarios e incluso habéis logrado profesionalizar parte de la tarea. ¿Hay riesgos en la profesionalización de una labor evangélica? ¿Cómo se gestiona eso de manera adecuada?
Efectivamente, AUTE empieza como una iniciativa llevada sólo por voluntarios. Entonces, hay un momento en el que, debido al crecimiento desbordante de todos los proyectos (llegando cada mes a más de un millón y medio de personas, viendo que WayUpp es súper aprobada por muchas realidades eclesiales) empezamos a ver que que AUTE ya no era una idea, sino que era una realidad. Muchos jóvenes llegaban porque veían nuestros vídeos, y entonces encontraban un lugar para abrirse a la fe: se bautizaban, hacían la Comunión, hacían la Confirmación. O sea, ahí te das cuenta de que, si realmente quieres dar estructura a este proyecto y dar, entre comillas, un buen servicio a la Iglesia y a los jóvenes, ya no era viable continuar con voluntarios. Entonces, los voluntarios fueron quizá la palanca, lo que el Señor nos permitió al principio para empezar, pero hubo un momento en el que tuvimos que darle esa profesionalización como un medio para seguir haciendo el bien. Entonces, en la medida que se orienta al cumplimiento, a la consolidación, al crecimiento de la misión de A UTE, es un bien. En la medida que sea un fin en sí mismo, entonces, se desvirtúa, se pierde la esencia.
Atraen a miles de jóvenes con una estética y un lenguaje que les es cercano. Adaptar toda la profundidad del magisterio sin perder la esencia seguro que ha sido un reto. ¿Cómo se afronta?
El hecho de atraer miles de jóvenes, yo creo que la clave ha sido siempre compartir un mensaje desde la autenticidad, o sea, desde lo que estamos viviendo. No somos profesores o teólogos, no lo compartimos como en tercera persona: somos jóvenes con una vida normal, con inquietudes, con los sufrimientos y alegrías de un joven normal de entre 18 y 30 años, y lo compartimos desde la autenticidad, desde el testimonio. Y creo que ese lenguaje es lo que más ha tocado corazones y ha cautivado a la gente que nos sigue. Entonces, ¿cómo ligar eso con que vaya realmente en comunión con el Magisterio de la Iglesia Católica? AUTE tiene un Consejo formado por cuatro sacerdotes y varios empresarios católicos, junto al que se desarrolla cada año una propuesta de 12 temas con un hilo conductor. El equipo de AUTE aporta toda esa parte de experiencia, testimonio y demás, y luego esto es revisado por teólogos, para que realmente todo ese mensaje más formativo que hay detrás de ese hilo conductor tenga sentido y coherencia con la Iglesia.
Tiene 150.000 seguidores en Instagram. Consciente de que esta red social y otras no siempre son un buen entorno para el mensaje cristiano, parece que su forma de usarlas sí atrae a muchos y logra difundir un mensaje coherente de fe. ¿Cuál es la clave?
La clave ha sido ser fiel al llamado que Dios me ha hecho a compartir su mensaje por este medio. Yo recuerdo perfectamente cuando hace cinco años sentí en mi corazón un llamado: “¿Por qué no empiezas a utilizar este medio digital que ahora usas para llenar discotecas para compartir lo que estás viviendo?”. Entonces poco a poco, cuando vas compartiendo con autenticidad quién es Cristo, quién es el Espíritu Santo, qué es la Iglesia, los jóvenes perciben el bien, la verdad y la belleza. Lo perciben, lo ven y se hace atractivo. No porque yo sea alguien especial o extraordinario en absoluto, sino porque se ve. Cuando dejamos acoger la gracia de Cristo y nos disponemos a ser luz para el mundo, eso es imparable. Entonces en un mundo tan lleno de superficialidad, de oscuridad, de insatisfacción, cuando aparece luz, cuando aparece Cristo, es inevitable cogerte a Él y querer seguirle. Entonces creo que la clave está en responder y acoger lo que Dios nos pide que seamos para el mundo. Cada uno en su realidad. No todos tenemos que ser influencers. Cada uno en su profesión, en su vocación, tiene este llamado de concretar el ser apóstol en el siglo XXI. Usar las herramientas de hoy para proclamar el Evangelio, para proclamar el reino de los cielos, el reino de Dios.