09 de julio de 2025

La Hermana Beatriz Liaño, Sierva del Hogar de la Madre, tuvo la oportunidad de conocer a Clare Crockett, la joven que “firmó un contrato con Dios” y cuya causa de beatificación ya está en marcha. “O todo o nada”, solía decir la Hermana Clare, en cuyo rostro se reflejaba el amor de Dios que transformó su vida de un día para otro. Testigo de esa radicalidad fue la Hermana Beatriz. A los pies del Santuario de Covadonga durante el inicio de la Jornada Eucarística Mariana Juvenil (JEMJ), el viernes 4 de julio, la hermana no puede evitar sonreír y mirar al cielo al evocar con cariño a la joven Claire. “Yo la conocí cuando llegó la Hermana Clare”, recuerda entre risas, tapándose el rostro con las manos. “Cuando nos dijo que quería ser una monja famosa, no podíamos creerlo. Decíamos: ‘¡Qué muchacha!’”, compartió en conversación con ACI Prensa.

Un modelo vivo de lo que Dios puede hacer en el corazón de un joven

Para la Hermana Beatriz, responsable de prensa de la JEMJ, la Hermana Clare “es un modelo vivo de lo que Dios puede hacer en el corazón de un joven cuando se entrega por completo a Jesucristo”. Rememoró que, pese a haber “tocado con las manos la alfombra roja de Hollywood”, Clare optó por decir “sí” a Cristo. “Fui testigo de una conversación entre ella y su mánager. Clare ya estaba en España, había entrado al Hogar de la Madre como joven candidata, y su representante la llamaba como un loco”, relató la religiosa. “Le decía: ‘Vuelve, se acabó esta tontería de ser monja y vivir en España. Tengo un contrato para ti, vamos a Hollywood, Clare’. Y yo vi cómo ella le respondía: ‘Ya firmé el contrato de mi vida con Jesucristo’”. En aquel entonces, Clare tenía sólo 18 años y aún “muchas ataduras con el mundo”, recuerda la Hermana Beatriz. Sin embargo, “se había enamorado tanto de Jesucristo que ese amor fue lo que la sostuvo para entregarle toda su vida, con una generosidad y una entrega inmensas”.

El Viernes Santo cambió su vida para siempre

Una joven Clare, de 17 años, llegó a España desde Irlanda en la Semana Santa del año 2000 para participar en un encuentro de oración con el Hogar de la Madre. Tras pasar gran parte de los días tomando el sol y fumando, el Viernes Santo le invitaron a entrar en la capilla. Aquel día cambió su vida para siempre. Clare, de apariencia atractiva y con una personalidad arrolladora, creía tener su futuro definido: con tan sólo 15 años ya había sido presentadora de programas juveniles y le esperaba una prometedora carrera como actriz de Hollywood. Sin embargo, Dios tenía otros planes para ella y aquellos dones que le había entregado no estaban destinados a la la gran pantalla, sino para salvar almas. “Él murió por mí. ¡Me ama!… ¿Por qué nadie me ha dicho eso antes?”, repetía la joven desde los últimos bancos de la capilla aquel Viernes Santo, después de comprender el amor que Dios le tenía.

“¿Por qué sigues hiriéndome?”

Aunque esa experiencia tocó profundamente su corazón, Clare volvió a Irlanda y continuó con su vida como actriz. “Vivía mal, vivía en pecado mortal. Bebía mucho, fumaba mucho, empecé a fumar drogas. Seguía con mis amigas, con mi novio. Seguía igual. No tenía la fuerza de cortar con todo eso. Pero claro, no tenía la fuerza porque no le pedía al Señor que me ayudara”, relató posteriormente. Y, sin embargo, Jesús nunca se apartó de su lado. Una noche, al salir de fiesta se excedió con el alcohol y se dirigió al baño de una discoteca. Fue allí cuando sintió que Jesús que le decía: “¿Por qué sigues hiriéndome?”. A pesar de los atractivos planes que le ofrecía su mánager y la presión de su familia, el 11 de agosto de 2001 decidió entregar su vida a Dios como candidata de las Siervas del Hogar de la Madre.

Su inmenso celo por las almas de los jóvenes

Durante los primeros meses en la Casa del Hogar de la Madre en Belmonte, Cuenca, se dedicó a evangelizar a los niños y jóvenes que procedían de familias con dificultades, mostrando su don para llegar a sus almas. En 2006 fue enviada a la ciudad de Jacksonville, Florida (Estados Unidos), donde transformó la vida de muchos niños por su testimonio de amor a la Eucaristía. Tras hacer sus votos perpetuos en 2010 en España, estuvo cerca de un año en la ciudad de Valencia, donde se dedicó a atender espiritualmente a los enfermos terminales y crónicos del Hospital de Mislata. En 2012, la Hermana Clare recibió un nuevo destino, Ecuador, y se incorporó a la recién fundada comunidad de Guayaquil. Allí fue un testimonio vivo de la obediencia con alegría y de la entrega total al Señor. Ella solía decir que cada día “entregaba un cheque en blanco” a Dios. A pesar de los dolores que le provocaban unas fuertes migrañas, nunca se borraba la sonrisa de su rostro. Más tarde fue destinada a otra comunidad en Ecuador, Playa Prieta, donde las Siervas del Hogar de la Madre dirigen una escuela con niños de bajos recursos económicos, para que puedan acceder a una educación católica. El 16 de abril de 2016 murió bajo los escombros provocados por un fuerte terremoto que sacudió Ecuador, junto a otras cinco jóvenes aspirantes. Aquel mismo día, durante el almuerzo, Clare afirmó que no temía la muerte:  “Yo no le tengo miedo a la muerte. ¿Por qué voy a tener miedo a la muerte, si me voy a ir con Aquel con el que siempre he anhelado estar toda mi vida?”. Su proceso de beatificación se inició el 12 de enero de este año en la Catedral Magistral de los Santos Niños Justo y Pastor de Alcalá de Henares, en España.