09 de enero de 2025

En la Audiencia General celebrada en el aula Pablo VI del Vaticano, el Papa Francisco y los fieles disfrutaron con entusiasmo de un espectáculo circense en el que no faltaron las acrobacias y la inesperada irrupción de dos elefantes animatrónicos, que pronto se convirtieron en el centro de todas las miradas. La imagen del Santo Padre acariciando con ternura la trompa de uno ellos evoca inevitablemente el recuerdo de Annone, un majestuoso elefante albino de cuatro años, proveniente de la India, que cinco siglos atrás fue la mascota del Papa León X y habitó en los jardines vaticanos. En el libro El Vaticano como nunca te lo habían contado, el periodista Javier Martínez-Brocal narra los detalles de la insólita amistad entre el pontífice de la familia Medici y este elefante que cruzó los mares desde Lisboa a Italia como ofrenda del rey Manuel I de Portugal.  Manuel de Aviz regaló este imponente animal al sucesor de San Pedro para celebrar el inicio de su pontificado. El nombre de Annone hacía referencia al general cartaginés que en la Primera Guerra Púnica se opuso a luchar contra Roma. Por tanto, según Martínez-Brocal, “era un modo poético de presentarse como un cordial aliado”.Los miembros de la curia y los ciudadanos romanos abarrotaron las calles para presenciar la llegada de Annone, que fue recibido por el propio papa cerca del Castel Sant’Angelo. En una recepción cuidadosamente preparada, y tras recibir la señal de su domador, el elefante se arrodilló tres veces ante León X. Luego, el animal llenó su trompa de agua y la lanzó sobre los cardenales y el pueblo, provocando risas y aplausos. El elefante se convirtió en un símbolo en Roma, desfilando en procesiones y eventos especiales, aunque sólo los hombres de máxima confianza del pontífice tenían permitido acercarse a él. Vivía en los jardines vaticanos, en la zona del Belvedere, aunque más tarde se trasladó a un recinto en el pasadizo que une el Castel Sant’Angelo con el Vaticano. Annone falleció dos años después de su llegada debido a una angina de pecho. La historia cuenta que el propio León X lo acompañó en sus últimos momentos y que fue enterrado en el Cortile del Belvedere, un complejo de edificios al norte de la basílica de San Pedro. Su memoria fue honrada por el propio pontífice, quien llegó a componer un epitafio sobre él. Incluso el célebre pintor Rafael, cuyo taller estaba cerca de donde vivía el animal, inmortalizó en al menos cuatro bocetos al elefante blanco que asombró a Roma. Su memoria fue honrada por el propio pontífice, quien llegó a componer un epitafio sobre él. Incluso el célebre pintor Rafael, cuyo taller estaba cerca de donde vivía el animal, inmortalizó en al menos cuatro bocetos al elefante blanco que asombró a Roma.