“El primer paso fue retirar las piedras sueltas arriba para proteger a la gente, sobre todo porque la sala de la iglesia había albergado a los desplazados durante más de un mes, quienes recibían comida también”, relató el sacerdote.
“Después comenzó la restauración, que duró aproximadamente un año, bajo la supervisión directa del arzobispo Masri. Se sellaron las grietas, se restauró la fachada exterior, se volvió a pintar el interior, se pulió la piedra y se construyeron nuevas escaleras”, detalló el P. Najjar.