Cada 22 de marzo la Iglesia Católica celebra la fiesta de San Nicolás Owen mártir, el hermano jesuita que gracias a sus habilidades técnicas -fue carpintero, artesano y albañil- se “especializó” en la construcción de escondites y refugios para proteger al clero perseguido en Inglaterra a fines del s. XVI e inicios del s. XVII. San Nicolás fue canonizado en octubre de 1970 por el Papa San Pablo VI como parte del grupo de los “40 Mártires de Inglaterra y Gales”.
22 de marzo de 2024
Nicolás fue hijo de un carpintero de nombre Walter Owen, de quien aprendió el oficio de carpintero. Además, trabajó como artesano y albañil. Bordeando los 30 años, en 1580, se presentó a la Compañía de Jesús y fue aceptado en condición de “hermano lego” (nunca fue ordenado sacerdote). Los siguientes dieciocho años se desempeñó como ayudante de dos sacerdotes jesuitas: el Padre Henry Garnet y el Padre John Gerard.
Cuando la persecución arreció en los últimos años del reinado de Isabel I y los primeros de su sucesor Jacobo I de Escocia, todo sacerdote capturado era llevado a prisión bajo cargo de traición a la corona -lo que significaba una muerte casi segura-. Como muchos jesuitas, Nicolás mantuvo su identidad en secreto para sortear a los perseguidores y poder continuar con su servicio apostólico.
Es durante este periodo, cuando el Hermano jesuita empieza a construir refugios y escondites en las casas de algunas familias católicas. Esta labor resultaba indispensable: los curas sólo podían celebrar Misa y administrar sacramentos en la clandestinidad; mientras que no era prudente permanecer por mucho tiempo en un mismo hogar.
“Astutos como serpientes” (Mt 10, 16)
La expresión inglesa “priest hole” alude a las madrigueras que construyen algunos animales como los conejos, de allí que se entienda mejor si se piensa en un “rabbit hole” (la “madriguera del conejo”). Quizás cabría traducir la expresión en cuestión como “la madriguera del sacerdote”. Por otro lado, el término “hole” dice mucho sobre lo limitado del espacio y la dificultad para permanecer dentro.
«Mi amparo, mi refugio, mi Dios» (Sal 91, 2)
El Hermano Owen no aceptaba paga alguna por su trabajo -le bastaba un poco de comida y abrigo- porque entendía que su recompensa era servir a aquellos que actúan in persona Christi [en la persona de Cristo], los presbíteros.
“Quizás ninguna persona contribuyó más a la preservación de la religión católica en Inglaterra durante los tiempos de las leyes penales [contra los católicos] que un humilde artesano llamado Nicolás Owen, quien en el reinado de Jacobo I salvó la vida de muchos sacerdotes por su extraordinaria habilidad para idear escondites”, señala el Padre Alban Butler en su clásica obra Vidas de los santos.
Queda claro que, en cada una de sus construcciones, Owen dio muestra de habilidad técnica y creatividad. Gracias a su talento, la Iglesia se mantuvo viva entre las sombras en una época de terror. Sus escondites estaban tan bien diseñados que los guardias difícilmente pudieron encontrarlos, e incluso hoy se cree que restan algunos más por descubrir.
“Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará” (Mt 6, 6)
En enero de 1606, Nicolás Owen se hallaba escondido junto a dos sacerdotes, los Padres Garnet y Oldcorne. De pronto se percataron de que estaban rodeados. Nicolás sabía que lo buscaban a él, así que salió de su escondite y se entregó con la intención de que las autoridades abandonaran la búsqueda y no encontraran a los clérigos, a quienes consideraba más importantes para la salvación de Inglaterra. Y así sucedió.
La Torre de Londres se convertiría en su última morada. Aun cuando fue sometido a terribles torturas no delató a nadie. Por varios días sus verdugos lo ataron y lo dejaron suspendido en el aire durante horas. Finalmente, su cuerpo no pudo más -tenía una hernia que reventó- y murió el 2 de marzo de 1606.
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